Cada vez más producciones están dejando atrás las cámaras tradicionales y apostando por el iPhone. Y no, no es solo una cuestión de presupuesto. Es una decisión artística y técnica.
El iPhone 15 Pro Max, por ejemplo, permite grabar en Apple ProRes LOG y en 4K a 60 fps directamente en disco externo. Este nivel de calidad, hace unos años, solo era posible con equipos de cine que costaban miles de dólares.
Un caso reciente que sorprendió a muchos fue el de la película “28 años después”, de Sony Pictures, que fue filmada casi en su totalidad con un iPhone 15 Pro Max. Lo curioso es que, siendo una producción de Sony, no eligieron una cámara de la propia marca, sino el iPhone. ¿Por qué? Por su portabilidad, su capacidad de adaptación en entornos reducidos y la posibilidad de usar varios iPhone a la vez para lograr efectos especiales.
Más allá del golpe simbólico a los fabricantes tradicionales de cámaras, esto demuestra cómo la tecnología móvil está redefiniendo los límites de lo que se puede crear. El cine ya no depende únicamente del equipo más costoso, sino de dispositivos accesibles y potentes como el iPhone.
¿Tú qué opinas? ¿Estamos ante una nueva era del cine móvil?
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